Escrito por: Sara Zegarra
Amazonas es una tierra exótica, rica en cultura. Ubicada en
la parte norte del Perú, es la cuna de la cultura Chachapoyas. De hecho, es
conocida por ser un destino turístico en el que se puede disfrutar de la
Fortaleza de Kuelap; tiene, sin embargo, más que ofrecer.
Oculto en el departamento, se encuentra el pueblo de
Chuquibamba. Éste cuenta con ruinas y mausoleos que ingresan casi al subsuelo,
mediante andenes circulares que se van distribuyendo de una manera
armoniosa. Si bien el viento helado
parece servir de campo de fuerza que impide el traspaso a esta tierra mágica,
el esfuerzo de seis horas vale la pena cuando se observa la niebla dispersarse
para dar paso a un tiempo pasado, donde la cultura Chachapoyas te deja apreciar
su majestuosidad.
Chuquibamba, sin embargo, es solo el inicio de la
expedición. Pasando los muros de adobe y rastros de piedra resguardados bajos
una neblina purificadora, toca recorrer un área boscosa con ondulantes
pajonales; un área llena de alpacas; un lugar que parece enmarcado por la
Laguna Sierpe; un área que te conduce al pueblo de Atuén.
La leyenda cuenta que
Atuén era un gran centro incaico por donde Huayna Cápac pasó varios meses para
curarse de una enfermedad. Hoy, es productora de papas rojas, negras y moradas;
todas muy codiciosas por las personas de la región. A la vez, es productora de
truchas, mas lo más interesante de esta zona, es que aún se utiliza el trueque
para comerciar.
Una hora después de Atuén, se encuentra Cochabamba, un
pueblo que testimonia la arquitectura incaica: dos impresionantes portadas,
baños elaborados y, entre las chacras, se encuentran dinteles de piedra de gran
tamaño.
Para este momento, ya te encuentras a 810 metros de altura y
la niebla se ha convertido en lluvia, pero, si eres constante, seguirás y
llegarás a La Petaca. En la Petaca sentirás que el esfuerzo valió la pena, ya
que lo que observarás te dejará boquiabierto: construcciones mortuorias
realizadas con gran maestría y detalle al borde de un desfiladero. El lugar
deslumbra tanto que ha sido descrito como uno de los restos arqueológicos más
destacados de toda América.
La Petaca es el final perfecto para el trayecto, ya que
después de ver los mausoleos y dibujos que parecen vigilar la zona y vigilarte a ti con cautela, inicias la
vuelta a Chuquibamba, sintiendo haber vivido una gran experiencia, habiendo
recorriendo un completo trayecto y llevando contigo grandes memorias.
Si quieres saber un poco más sobre Amazonas, aquí te dejo este video:
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